Esta semana tuvimos nuevos datos relevantes para analizar el futuro de la economía nacional. El martes 6 de septiembre el Banco Central (BC) anunció un incremento en la Tasa de Política Monetaria de un punto porcentual, quedando así en 10,75%. Luego, el miércoles 7, se publicaron el Informe de Política Monetaria (IPOM) de la misma institución y el Índice de Remuneraciones Reales. Finalmente, hoy jueves se publicó la cifra de inflación para el mes de agosto.
Respecto de la TPM, el BC decretó fijarla en 10,75%. Este es el mayor registro desde 1998 y lo que busca es desacelerar la demanda agregada. Esto significa reducir el gasto, esto es, el consumo y la inversión. En el comunicado emitido tras la Reunión de Política Monetaria (RPM) del martes, el Consejo del BC reconoció que "los datos del segundo trimestre mostraron caídas tanto en la inversión como en el consumo". El control de la inflación requerirá enfriar la actividad económica, lo que será doloroso para muchos. Ya en su comunicado posterior a la RPM de julio, el Banco decía que "el crecimiento del empleo ha continuado ralentizándose y las vacantes siguen disminuyendo".
El alza de tasas también ayuda a contener el tipo de cambio, fortaleciendo el peso. Esto, a su vez, contribuye al control de la inflación. El dólar se ha fortalecido mucho en 2022 no sólo frente al peso chileno, sino que en general. El euro y el yen japonés son buenos ejemplos de monedas que se han depreciado significativamente este año.
El IPOM del miércoles trajo más detalles sobre lo que pronostica el BC para nuestra economía en el corto y mediano plazo. El dato más relevante, en mi opinión, es el cambio en las proyecciones de crecimiento para 2023. El Banco Central espera ahora una contracción más severa de la que esperaba hace tan sólo tres meses. En aquella oportunidad, estimaba que el cambio en el PIB estaría entre -1% y 0%. Ahora, el intervalo se movió hacia terreno más pesimista: el crecimiento se ubicaría entre -1,5% y -0,5% (es decir, el producto total se encogerá). Esto es un muy mal augurio para el próximo año y los hogares deberían planificar de manera acorde. En otras palabras, ahorrar.
En cuanto a inflación, las proyecciones se han movido en sentido contrario, siendo cada vez más altas. El IPOM pronostica una inflación para 2022 de 12%. Estas proyecciones han ido corrigiéndose al alza en los últimos informes, lo que habla de una persistencia inflacionaria que ha sorprendido al mismo Banco. Hace tres meses se esperaba 9,9% y hace seis meses 5,6%. De hecho, el más reciente IPOM dice explícitamente que será necesaria una política monetaria más contractiva en términos nominales y reales que la anticipada hace sólo tres meses.
Finalmente, la inflación conocida hoy jueves (8 de septiembre) llegó al 14,1% en los últimos doce meses hasta agosto de este año (9,9% solamente en estos ocho primeros meses del año). Esta es la inflación interanual más alta que ha experimentado Chile desde septiembre de 1992. Destaca el incremento de precios de las gasolinas, que ha sido de 38,7% en doce meses (de hecho hoy jueves no subirán después de 37 semanas consecutivas aumentando de precio).
Por ello no sorprende que el Índice de Remuneraciones Reales de julio, conocido esta semana, haya mostrado una caída de 3%. En términos sencillos, esta es la variación una vez que el crecimiento nominal de remuneraciones es ajustado para dar cuenta de la inflación. Las remuneraciones han crecido 9,8% en el último año, pero a julio la inflación en doce meses era mayor, pues estaba en 13,1%. Julio fue el décimo mes en que el índice mostró caídas.
En conclusión, el panorama en el corto plazo no aparece como positivo. La inflación demorará en ceder, lo que significa que los precios seguirán creciendo por sobre la meta del BC, aun si lo hacen a tasas menores que las que hemos experimentado hasta ahora. Esto pondrá más presión sobre los presupuestos de los hogares, los que se han empobrecido en términos reales, ya que el crecimiento en salarios no compensa el incremento en precios. A esto hay que sumar que una actividad menos dinámica puede incidir negativamente sobre el empleo, aumentando el desempleo o la informalidad. A su vez, todo lo anterior puede llevar a presiones para aumentar en demasía el gasto fiscal, lo que repercutiría negativamente sobre los esfuerzos del BC por controlar la inflación. Como vemos, la tarea tanto para las autoridades monetarias como de gobierno no es nada de fácil. Controlar la inflación es necesario, pero no será suficiente para que el país vuelva a crecer con fuerza.
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