- Para maximizar el retorno neto de una inversión, el primer paso es minimizar sus costos.
- La comprensión de los costos es fundamental, ya que impactan directamente el retorno neto del inversionista.
- Además de costos explícitos, hay otros implícitos que son más difíciles de determinar y encontrar.
Siempre que invertimos nuestro dinero en algún instrumento, como por ejemplo un fondo mutuo, existen costos. Esto también ocurre con cualquier servicio que contratamos o producto que compramos, y los vehículos de inversión no son una excepción.
Comprender los costos a los cuales están sujetos distintas opciones de inversión es fundamental para la toma de decisiones de un inversionista, ya que impactan directamente el retorno neto. Entiéndase retorno neto como retorno bruto menos costos totales (incluyendo impuestos, que en esta nota dejamos de lado, pero sobre los cuales también se puede optimizar).

Esta ecuación nos muestra que los inversionistas no sólo deben buscar maximizar su retorno bruto (sujeto a un nivel de riesgo), sino que también deben minimizar sus costos totales. De este modo, estarán maximizando el retorno neto de sus inversiones, la variable que realmente debería preocupar a quien invierte.
Mientras que los costos son ciertos, los retornos son inciertos. Es decir, es un hecho que se pagarán costos por invertir, aunque no es seguro que los rendimientos serán positivos. Por ejemplo, el costo anual que tiene un fondo mutuo es conocido antes de que se realice la inversión, pero el retorno anual que tendrá no lo es: solamente existe una expectativa de cómo será. De este modo, para maximizar el retorno neto de una inversión, el primer paso es minimizar sus costos explícitos, los cuales puedo anticipar y controlar, siendo esto mucho más simple que maximizar el retorno esperado.

Es importante analizar los costos en profundidad a la hora de tomar decisiones de inversión.
Lamentablemente, identificar los costos totales no es trivial, ya que además de los costos explícitos que son informados en la documentación de fondos mutuos, existen costos implícitos que son más difíciles de determinar y encontrar.

El costo explícito más común es el costo de administración de los fondos. En Chile, es fácil identificarlos como una partida dentro de la Tasa Anual de Costos o TAC, que es reportada en los folletos informativos de los fondos que las administradoras envían a la Comisión de Mercados Financieros (CMF). Estos folletos están disponibles públicamente.
También pueden existir costos por transar en moneda extranjera, que serían cargados a la rentabilidad del fondo. Aunque muchas veces, al elegir sus productos, los inversores no toman en cuesta este costo.
Además, el inversionista podría estar pagando, sin tenerlo claro, costos adicionales como resultado de intermediarios que su fondo utilice para implementar la estrategia de inversión. Un ejemplo común es que ciertos fondos mutuos invierten, a su vez, en otros fondos, que también pueden invertir en otros fondos, y así sucesivamente, formando una cadena de intermediarios antes de implementar la estrategia elegida. De este modo, cada fondo tiene un costo de administración y operación que puede estar aplicándose silenciosamente sobre los ahorros del inversionista.
Por último, existen los front y back-end loads, los cuales son cobros que se aplican por única vez al entrar o salir de un fondo.
A esto deben agregarse los costos implícitos, menos conocidos y muchas veces desestimados por los inversores. A continuación, describiremos los costos implícitos que un inversionista generalmente enfrenta. En primer lugar, el retorno neto de una inversión, considerando solamente costos explícitos, sería:
Retorno neto (esperado) = retorno bruto (esperado) – costos explícitos
El análisis de los costos implícitos es más complejo, ya que no siempre son reportados ni registrados para efectos contables. Con estos costos, el retorno esperado de una inversión es:
Retorno neto (esperado) = retorno bruto (esperado) – costos explícitos – costos implícitos
Un costo implícito es el diferencial de precio de oferta y demanda (bid-ask spread), que corresponde al diferencial de precio entre la compra y venta de valores o, dicho de otro modo, a la diferencia entre lo que un intermediario paga por un instrumento y lo que exige por deshacerse de él (este último precio es mayor, lo que le asegura al corredor un margen de ganancia). Un mayor margen afecta directamente los rendimientos que obtiene un inversor, pues la intermediación necesaria para vender un instrumento (si se quiere realizar una ganancia, por ejemplo) es más cara. En resumen, esto implica comprar más caro o vender más barato. Ambas situaciones disminuyen el retorno neto de la inversión.
Con este nuevo costo implícito, el retorno esperado de una inversión será:
Retorno neto esperado = retorno bruto esperado – costos explícitos – bid-ask spread
El diferencial de oferta y demanda solamente considera la interacción entre quienes compran y venden, ignorando un último costo implícito, conocido como “impacto en el precio” o, en inglés, price impact. Este costo surge cuando los mercados no son suficientemente líquidos o profundos y el precio de la transacción varía en la medida que el volumen de nuestra compra o venta se incrementa. Por ejemplo, supongamos que queremos vender una acción con poca liquidez en el mercado. Las primeras unidades las venderemos al precio que deseamos (el que vemos reportado públicamente), pero el precio de las siguientes unidades comenzará a disminuir rápidamente. Lo opuesto ocurre si demandamos muchas acciones con poca liquidez: su precio aumentará a medida que vamos comprando y terminaremos pagando un precio mayor por las últimas unidades. Por el contrario, el precio de acciones más liquidas variará mucho menos ante presiones de oferta o demanda. En realidad, las acciones realmente líquidas en el mercado son pocas y no más de 100—entre ellas se encuentran nombres como Amazon, Meta y Apple. Obviamente, anticipar el impacto en precio de forma precisa es muy difícil, pero al menos se puede esperar casi con certeza en el caso de instrumentos poco líquidos. De forma simple, el costo implícito de “price impact” se observa en el diferencial entre el precio de la transacción y el precio publicado antes de ella.
El retorno neto esperado de una inversión, considerando este impacto en precio, queda de la siguiente forma:
Retorno neto (esperado) = retorno bruto (esperado) – costos explícitos – bid-ask spread – price impact
En resumen, hemos descrito dos grandes tipos de costos presentes en los vehículos de inversión: costos explícitos y costos implícitos, siendo estos últimos más difíciles de identificar y cuantificar.
Los costos explícitos típicamente corresponden a costos de administración de los fondos y son fáciles de prever, mientras que los costos implícitos quedan fuera de la vista del inversor promedio. Los costos implícitos descritos en este artículo son los siguientes:

Estos son los costos implícitos más relevantes a los que se enfrenta un inversionista, aunque hay otros que también podrían estar perjudicando el retorno neto del inversionista, como el costo de oportunidad del rebate, el préstamo de valores (security lendings)y pagos por flujos de órdenes (order flow), entre otros.
Para todo inversionista que quiera maximizar su retorno neto es importante identificar estos costos. Nunca hay que olvidar que los retornos son inciertos, mientras que los costos, especialmente aquellos explícitos, son ciertos y conocidos.
Más aún, desde un punto de vista estadístico, costos muy altos afectarán considerablemente la relación riesgo-retorno de una inversión, ya que un costo alto disminuye directamente el retorno esperado, sin disminuir la volatilidad de dicho retorno. De este modo, una inversión con un retorno esperado bajo y un costo muy bajo podría ser más atractiva que una inversión con retorno esperado alto y costos altos.
Avisos Legales
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