Esta semana se celebra, por iniciativa de la OCDE, la semana global del dinero
2022. El objetivo es crear mayor conciencia sobre la importancia de la
educación financiera en los más jóvenes, con el fin de que éstos puedan
adquirir los conocimientos, habilidades y conductas necesarias para tomar
buenas decisiones financieras.
Precisamente en este campo, el sector FinTech está contribuyendo notablemente,
sobre todo por las transformaciones en la forma de ahorrar de las personas,
las que se han visto aceleradas como consecuencia de la pandemia. Y es que el
ahorro refleja de manera muy nítida algunos de los cambios que la tecnología
está introduciendo en la industria financiera.
Algunos de los más notorios—y que hemos experimentado especialmente en el
último año—son la automatización, la educación, la masificación de ciertos
vehículos de inversión y un nuevo enfoque basado en técnicas tomadas de la
economía del comportamiento.
La automatización es una de las características fundamentales de las nuevas
formas de ahorro. Los clientes la valoran puesto que transforma la gestión de
sus ahorros en un proceso mucho más sencillo, fácil de entender y que consume
menos tiempo.
Por ejemplo, se puede ayudar al usuario a dirigir automáticamente ciertos
porcentajes de su salario hacia distintos proyectos de ahorro, como una cuenta
de ahorro previsional, otra para el pie de una propiedad, una tercera para el
pago de estudios superiores de un hijo, además de pagar la prima de un seguro
de vida e invertir en instrumentos previamente acordados.
Otras FinTech ofrecen cosas mucho más sencillas. Un ejemplo es la empresa
británica Chip, que cuenta con más de 400.000 usuarios hoy. Ellos conectan a
sus usuarios con la banca, buscando las mejores tasas de interés. Una idea
simple, pero extremadamente poderosa. Ahora bien, en tiempos de bajas tasas de
interés, las empresas FinTech han tenido que ir más lejos, por lo que han
incursionado en inversiones, en su mayoría pasivas.
Los consumidores también han cambiado: una tendencia en las nuevas
generaciones es el ahorro en pos de un objetivo específico. Para muchos ya no
vale la premisa de simplemente "ahorrar para el futuro".
Esto es algo que, también vemos en otros sectores de la industria financiera,
lo que nos obliga a guiar al cliente para que pueda establecer metas realistas
para sus ahorros e inversiones, diseñando luego planes que se adecúen a dichos
objetivos. Algunas empresas FinTech más masivas, que no brindan una atención
personalizada, han diseñado estrategias muy creativas para poder involucrar a
los usuarios en estos temas. Es decir, el desafío es para todos,
independientemente de cómo lleguemos al cliente.
Lo que también es común en todas estas empresas innovadoras es la remoción de
intermediarios y fricciones, que contribuyen a aumentar los costos. Lo
interesante es el efecto cascada que esta apertura tiene. Por un lado, vemos
que personas que no tenían acceso a cuentas bancarias ni medios de pago
electrónico ahora acceden a ellos gracias a los menores costos y las
facilidades que entrega la tecnología.
Por otro, empresas como Altafid permiten entregar servicios que estaban
reservados para personas de alto patrimonio a aquellas que, teniendo acceso a
los bancos, no tenían acceso a todos los servicios que la industria financiera
puede brindar.
Otro aspecto relevante es la educación financiera que muchas FinTech
promueven. Al no ser parte del currículo escolar y, en muchos casos, de la
educación superior, existe la necesidad de familiarizar al usuario con
conceptos de finanzas e inversiones. Muchos usuarios quieren involucrarse más
y aprecian la oportunidad de aprender, mientras que otros valoran poder dejar
todo en mano de especialistas.
En cuanto al comportamiento, muchas FinTech que apelan a un público más masivo
han entendido que los hábitos de ahorro en muchos casos deben ser formados,
pues es conocida la tendencia humana a privilegiar la gratificación
instantánea por sobre la futura. Es por ello que buscan emular la experiencia
de los videojuegos, lo que se ha denominado "gamification".
Los actores tradicionales de la industria corren el riesgo de menospreciar
esta dimensión, pero en mi opinión este enfoque puede ayudar a resolver un
problema—que la gente no ahorra lo suficiente y que comienza a hacerlo muy
tarde—incrementando la interacción con el usuario y ayudando a formar un
hábito.
Los juegos crean motivación y recompensas, apelando a la sicología del
comportamiento. Un ejemplo lo da EverUp, otra empresa del Reino Unido, que une
los ahorros con la posibilidad de jugar (usando monedas virtuales, es decir,
sin arriesgar los ahorros) para ganar premios, transformando la experiencia
del usuario en torno al ahorro, convirtiéndola en algo entretenido.
La pandemia ha acelerado los cambios descritos. En Estados Unidos vimos cómo
la pandemia ayudó a que creciera el interés de los más jóvenes por el ahorro y
la inversión. No sólo se expandió la idea de que estar fuera del mercado
implicaba la pérdida de tremendas oportunidades, sino que también los ahorros
de muchos profesionales jóvenes crecieron, pues vieron disminuir sus gastos en
cosas como viajes y entretenimiento, manteniendo al mismo tiempo sus empleos
de forma remota.
Como vemos, las FinTech no sólo están ofreciendo nuevos productos y servicios,
sino que están cambiando de manera radical el marco en que se mueven las
finanzas, atrayendo nuevos consumidores, entregándoles más información,
menores costos y formando nuevos hábitos en ellos.