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Firmar fácil, homologar mejor: lo que los asesores financieros en Chile deben saber sobre firma electrónica

Comunicaciones Altafid
Por Comunicaciones Altafid
Jul 8, 2025 4:51:06 PM

En los últimos años, la firma electrónica ha pasado de ser una novedad para convertirse en una necesidad. Hoy, en Chile, es una de las herramientas más útiles para quienes trabajan en asesoría financiera. Permite cerrar acuerdos a distancia, ahorrar tiempo, y brindar a los clientes una experiencia moderna, ágil y segura.

Pero más allá de la eficiencia, la firma electrónica también plantea nuevos desafíos que todavía se están resolviendo. ¿Estamos todos hablando el mismo idioma digital? ¿Y qué pasa cuando un documento firmado no es aceptado en otra entidad? Ahí entran dos palabras clave: homologación y portabilidad.

¿Por qué usar firma electrónica?

Los beneficios son muchos, y no solo para las grandes empresas:

Validez legal: La Ley N° 19.799 en Chile reconoce la firma electrónica avanzada (FEA) como equivalente a una firma manuscrita.

Reducción de costos y tiempos: Se eliminan traslados, papeles y esperas innecesarias.

Comodidad para el cliente: Firmar desde el celular o la computadora es parte de una buena experiencia de servicio.

Continuidad operativa: En contextos de urgencia o trabajo remoto, todo sigue funcionando.

Y sí: con plataformas certificadas, es completamente legal firmar contratos de asesoría, mandatos de inversión, formularios KYC, actualizaciones de datos o incluso declaraciones de perfil de riesgo.

¿Qué documentos pueden firmarse?

En el contexto financiero y de asesoría, los siguientes documentos se pueden firmar con firma electrónica avanzada (FEA), según lo permite la legislación chilena:

Contratos de asesoría financiera

Mandatos de inversión y administración de cartera

Formularios de conocimiento del cliente (KYC)

Declaraciones de perfil de riesgo del inversionista

Consentimientos informados y declaraciones juradas

Órdenes de transferencia o rebalanceo

Acuerdos de confidencialidad (NDA)

Actualizaciones de datos o políticas de privacidad

La condición clave es que se utilice una plataforma certificada por un prestador acreditado ante la Subsecretaría de Economía y Empresas de Menor Tamaño.

 

¿El gran desafío? Que nos pongamos de acuerdo

Aunque la tecnología existe y funciona, muchas veces nos encontramos con un problema: firmamos un documento de forma digital y legal, pero otra institución no lo acepta.

Esto se debe a que no todos usan los mismos estándares de firma electrónica, ni reconocen las mismas plataformas.

Ese desajuste provoca fricciones, retrabajo y desconfianza por parte de los clientes. Además, los documentos firmados digitalmente no siempre se pueden reutilizar, y eso va en contra de la portabilidad y eficiencia que buscamos.

¿Qué podemos hacer como asesores?

Algunas ideas:

Educar a los clientes sobre la legalidad y ventajas de firmar digitalmente.

Elegir plataformas certificadas y seguras, reconocidas por las autoridades chilenas.

Exigir interoperabilidad entre instituciones. Un documento bien firmado debería valer en cualquier parte del sistema.

Incluir la firma electrónica en el flujo diario, no como un trámite adicional, sino como parte integral de la asesoría.

 

Digitalizar es más que usar tecnología

La firma electrónica es una herramienta poderosa, pero su verdadero valor aparece cuando se convierte en parte de una experiencia coherente, simple y confiable.

El siguiente paso para Chile es claro:

Homologar estándares entre instituciones

Permitir la portabilidad real de documentos firmados digitalmente

Porque firmar fácil está bien. Pero firmar bien y que sirva en todas partes, eso sí que hace la diferencia.

¿Estás usando firma electrónica con tus clientes? ¿Qué barreras has enfrentado? ¡Leamos tus experiencias en los comentarios!

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